miércoles, 29 de abril de 2009

LA LEYENDA DE LA “ISLA DEL AMOR”


Dorling López Rivera
Está documentado en libros de historia de Nicaragua que los primeros pobladores de la Isla de Ometepe fueron tribus que primero habitaban la ribera del Gran Lago. Mangues, chorotegas y nicaraguas, además de los chibchas y tiwanacos se trasladaron a la isla en balsas.

Ellos le dieron vida a la leyenda más antigua de la isla: el amor entre la princesa Ometepetl y el príncipe Nagrando.

Berman Gómez, el primer guía turístico bilingüe que tuvo la isla, cuenta a los visitantes que hace muchos siglos no existían la Isla de Ometepe ni el Lago Cocibolca, solamente un inmenso valle habitado en los alrededores por chorotegas, chontales, nagrandanos y otras tribus venidas del Sur.

En una tribu niquirana había una india hermosa llamada Ometepetl, hija del cacique. Ella era la admiración de todos por su gran belleza. Al otro lado, en la tribu vecina, donde los nagrandanos, existía un joven llamado Nagrando, quien también era codiciado por las jóvenes de su clan.Las dos familias de las cuales eran descendientes, estaban peleadas por cuestiones de poder, y la ley decretada por los teytes (ancianos), decía que no podían unirse jóvenes de tribus rivales.

Una tarde, Nagrando se encontró con la bella Ometepetl en el valle y ambos se enamoraron. Los dioses contemplaron con agrado el romance. Ometepetl y Nagrando se habían jurado ante Tamagastad y Cipaltomal amarse aún más allá después de la muerte.


La “Isla del Amor” está ubicada en el Lago de Managua y según se cuenta perteneció a la familia Somoza.

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