jueves, 19 de marzo de 2009

De la paz al jolgorio



La triste historia de un recurso que muere

Christine Jarquin

Hace alrededor de unos 80 años, ir al Malecón no era como ahora te lo imaginas. Cuando das la vuelta por la rotonda del caballo de Somoza tus ojos empiezan a ver la cantidad de rótulos de cerveza con algún nombre de algún bar, tu nariz respira el olor peculiar del lago victima de años de contaminación y tus oídos a escuchar las mil y una músicas que empieza con reggaetón, en medio un merengue, sigues caminando y encuentras una bachata y para terminar casi llegando al nuevo puerto una socca que despierta tus sentidos.

Sin embargo para el año 1927, antes del presidente Somoza Debayle iniciará la contaminación al verterse las aguas negras, porque se creía que el lago Xolotlan era lo suficientemente grande para aguantar la suciedad de nuestros intestinos.

Todo era paz y tranquilidad, en la península de Chiltepe abundaban los lagartos, patos, piches y tortugas. Además a las orillas del lago se cultivaban productos agrícolas que después eran trasladados en pequeños botes y en sus aguas nadaban los guapotes, mojarras y sardinas.

También antes de la destrucción del Xolotlan masiva en donde hemos contribuido la mayoría de los capitalinos inconcientemente el malecón era un lugar para tardear. Las familias llegaban a pasear, incluso algunas hasta bañarse en las aguas cristalinas del lago. Había hermosos edificios y mucha gente llegaba a recibir a los viajeros ya que en este punto llegaban los barcos de vapores y el tren que venia desde Chinandega.

Según el historiador Roberto Sánchez, después del terremoto de 1931 inicia un crecimiento de la ciudad, por lo tanto los desechos que llegan al lago aumentan. Sin embargo la situación empeora con la aparición de los agroquímicos.

Y la masacre de este recurso continuó con la inauguración de la Pennwalt, una fábrica ubicada cerca de la cuesta del plomo. Esta compañía botaba todos sus residuos tóxicos en el vital líquido ya que anteriormente hasta era utilizado para beber. El historiador afirma que esta parte del lago donde dicha compañía depositaba sus residuos es “incurable”, ya que son “elementos contaminantes irreversibles”.

Un malecón diferente

En la década de 1940, todavía el lago Xolotlan era visto como un centro turístico, se construyó el Casino de la Playa, mejor conocido como Copa cabana, era de madera, dentro del lago. Su conector era un puente largo y angosto que iba desde la playa.

También se inauguró el Casino Olímpico. En el malecón la gente podía gozar de un ambiente seguro, atractivo, alegre y descansar sobre unos gigantescos árboles de laurel de la india y chilamates. ¡Que lástima ahora las cosas ya no son así!

1 comentario:

  1. Muy bonito tu reporte chris, fue fácil leerlo y sinceramente hasta dio ganas de leer y seguir leyendo...que lástima verdad lo que esta pasando, pero lo que dijo el especialista es totalmente cierto?? ya investigaste bien sobre eso?

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